¡Por fin ha llegado el día! Ya puedes abandonar el piso. Tras todo este tiempo, tras todas las presiones y todos los chantajes, es el momento de ceder ante los impulsos de tu casero y volver a casa de tus padres. O, quién sabe, con suerte puedes volver a compartir piso con otras dos o tres personas. 

Tan solo queda un pequeño trámite de nada. El casero viene a revisar la casa y firmar la cesión del contrato.

No será nada.

Seguro.

Un juego de Diego Freire

Música de Javier Calderón